Nudozurdo
Vooyeur Amateur
Mushroom Pillow, 2017
Texto: David Blutaski
“Esta es la carta con nuestras especialidades. Pídanos lo que quiera, que todo está bueno”
Tanto estética como musicalmente, los corsés siempre han sido elementos que han servido magníficamente para un fin determinado pero que, en casi todas las ocasiones, han acabado siendo más contraproducentes que beneficiosos. En el caso de Nudozurdo, la ausencia de los mismos de momento les ha favorecido claramente en lo artístico; no son deudores de las corrientes de moda, tienen fieles seguidores pero no tienen que alimentar a una gran masa de público – casi siempre volátil e itinerante – y ni tan siquiera dejan que el estilo adquirido con el tiempo les marque sin remedio – decidieron experimentar con los sintetizadores en su anterior trabajo, aunque ahora vuelven a mostrar con su cara eléctrica -. Sin embargo, algunos de estos a prioris puede que cambien, porque con “Voyeur Amateur” parecen haber decidido tomar una serie de determinaciones en pos de un salto que les adelante posiciones en la pervertida etiqueta que se ha convertido el indie nacional. Han puesto el disco en manos de la producción de Ricky Faulkner, algo mucho más habitual que necesario en muchas bandas que buscan un nombre de peso que les respalde, pero que en el caso de Nudozurdo está fuera de toda sospecha por los estrechos lazos musicales que le unen a los integrantes del grupo. La inclusión de Faulkner en el proyecto se hace evidente en el pulimento que le da a las canciones, llevándolas a un registro un escalón más alto en cuanto a riqueza y detalle, pero que en ocasiones quizá sacrifique algo de una aspereza tampoco desprovista de cierto atractivo. La brillantez no es necesariamente siempre la cura para todo; es más accesible jugar con un tigre si le cortas uñas y colmillos, pero quizá no siempre tan excitante. Esto es una reflexión general, porque el apoyo en Faulkner en este caso ha sido más de limar que de cortar.
Desde la perspectiva del ahora, siempre traicionada en futuros quizá no demasiado lejanos, “Voyeur Amateur” es el disco definitivo de Nudozurdo, el que recopila fragmentos de lo que ha sido una carrera ya de casi quince años y de la que parecen haber sabido interpretar cuáles son sus virtudes. En esta nueva colección de canciones, hay una primera mitad que puede ser para ellos la navaja que se cuela por el hueco de la puerta para levantar el pestillo, pues es dónde se encuentran los temas aguerridos y repletos de energía que son característicos entre los singles de la banda, pero con un sonido enmarcado en un cauce más ampliamente digerible. Esta temporada vamos a escuchar mucho el single “Voyeur Amateur”, tema tenso e inquietante marca de la casa, de ritmo trepidante y energía adictiva, y también “Jaula de Oro”, quizá la canción más fácilmente accesible de este trabajo.
Pero en este álbum son tan protagonistas la tensa electricidad, como las derivas hacia tiempos más relajados apoyados en cuerdas, como “Estás Perdida”, un corte con un desarrollo que crece de forma muy atractiva, o la magnífica “Úrsula cuando nieva”, sin lugar a dudas entre lo mejor del disco. También son de agradecer accesos a lugares menos comunes, como “Genocida Bilingüe”, canción en la que un aroma latino a lo Santana se viste magníficamente de un carácter post, o la extensísima “La Ruta de los Balcanes”, que comienza con una cautivadora y atmosférica épica instrumental, pero que se transforma en una maraña densa e hiriente, de incluso tintes psicodélicos.
Lo de ser artistas de culto es una chorrada en forma de consuelo, únicamente reservada para aquellos proyectos que tienen un buen puñado de fieles pero no llegan a las masas. Nuduzurdo es simplemente una buena banda – algo que no es tan habitual como creemos – y no necesita de mayor catalogación.