Crítica del álbum ‘YL48H’ de Ed is Dead (por Fernando Fuentes)

 

Crítica del álbum 'YL48H' de Ed is Dead (por Fernando Fuentes) f7531f8ab7417b8972088871dec2540598628434

Ed is Dead

‘Your last 48 hours’ (YL48H)

(Idioteque Records)

Eduardo Ostos -léase, Ed is Dead– es diferente, casi anómalo, lo suyo es otra cosa. Persigue fines diferentes a los de la gran y estruendosa mayoría de músicos españoles adscritos a la electrónica, al menos a los que yo conozco y son unos cuantos. Él no está aquí ni por vanidad, ni por dinero o fama. Lo hace porque no le queda otra, de forma natural exhala música por todos sus poros y ello le condena a vivir por y para ella. Y en este tránsito diario -que él ha asumido con la misma elegancia que Sísifo con su piedra en loop- ha entendido que para conseguir llegar hasta dónde él quiere (y debe) solo hay un camino, por el que transitar y crecer, y ese no es otro que el que él mismo está construyendo (a base de pico, pala y beats) a su propio paso. Pero cuidado, pisa territorio ignoto y de ahí, lo terriblemente fascinante del mismo. También sabe que su carrera es larga -muchas más horas de las cuarenta y ocho que abarca este flamante ‘YL48H’- y que por ello en la misma hay -y habrá tiempo- para todo.

Tras su primer notable álbum –‘Change’ (2015)- que provocó un escalofrío que nos recorrió todo el espinazo -¿o fue una sonrisa?- ahora presenta diez cortes que sustancian uno de los álbumes más serios vs. emotivos, mejor producidos y sofisticados que le recordamos a un músico electrónico patrio. Y es aquí cuando hay que hacer una parada obligatoria -y necesaria- para explicar qué es lo que abre esa gran brecha entre Ed is Dead y muchos de los artistas que campan por la escena (¿hace falta decir nombres?): él es músico -pero de los de verdad, de arriba a abajo- y eso se nota, esencialmente en que sus temas son suyos de principio a fin. Aquí no hay ayudas, ni tutoriales, ni trampas. El responsable máximo de todo, para bien o mal, es él y así se le debe de reconocer.

En estos nuevos temas -un Ed is Dead más valiente y seguro de sí mismo que nunca- apuesta por la intimidad expansiva de un pop contemporáneo idemista y denodadamente orgánico -con fuerte inspiración UK (garage, dubstep, broken-beats, d&b, etc.)- en el que lo vocal -siempre exquisitamente seleccionado desde una variopinta visión del asunto- logra, en casi todos los casos, la misma relevancia que lo meramente instrumental.

‘Rob A Bank’ en la que canta Alice Wonder -y que sirve para abrir el disco- nos retrotrae al bass distorsionado y tech-soulero de anteriores entregas. Al igual que la inquietante, emotiva y frágil ‘Spone some time whith you’. En ‘Get Drunk’ (feat. Nikki García) todo es más brumoso, urbano y trip-hopero. Ya en ‘Drive Fest’ el dream-pop acuoso y sensitivo es quien manda, hasta que una inesperada fanfarria dramambasista aparece para hacerlo todo estallar de placer. ‘Kidnap a Politician’ es una pequeña obra maestra de lo quebradizo, lo sutil y lo bello. Ese escaleo de notas, en suave loop, nos sumerge en la caricia de lo mistérico hasta que llega, de sopetón, la tormenta analógica (guitarra, bajo y batería) para atraparnos en uno de los cortes -al igual que sucede con la palpitante ‘Heroin’– que mejor ejemplifican lo que ha querido este madrileño mostrarnos con este segundo álbum: rabia y sensibilidad a partes iguales, en feliz vs. rara convivencia. Seguramente la cumbre de este ‘YL48H’ -con permiso de la rítmica y dramática ‘Family Dance’ (atentos a su fantasmagórico 7.06’) en la que canta Odille Lima– viene de la mano de la doliente, rota y bassy ‘Have a Fight’ (feat. Laia vehí) en la que Ed is Dead se muestra en estado puro, con el alma al aire.

En fin, como afirmé -cuando escribí sobre su anterior y notable ‘Change’- en este país -aún muy de pandereta, verbena y zapatilla de esparto- hay artistas -como el que nos ocupa- que, a través de sobresalientes y recomendadísimas entregas como la que sustancia este ‘YL48H’, que saca a la calle a través de su propio sello Idioteque Records– nos hacen creer que aquí aún hay esperanza para otro tipo de realidades sonoras (próximas a Radiohead, Plaid, James Blake, Moderat, Burial, Massive Attack, etc.). Solo queda imaginar qué pasaría si este trabajo lo firmara algún productor extranjero o banda ad-hoc de referencia (como las antes referidas)… ¿de qué estaríamos hablando ahora?

Fernando Fuentes/ nov_2017