En este 2023 Dantz, a través de la séptima edición de su festival internacional, convertirá Donostia en la capital de la música electrónica durante varios días de agosto de 2023, con artistas como Jeff Mills, Dr. Rubistein, Blawan y John Talabot. Además, acaban de presentar la temporada de Dantz Point 2023, con presencia en Gipuzkoa, Navarra, Bizkaia, la zona del Mediterráneo, Francia, Atenas, Amsterdam y Lisboa. Por esto, y mucho más, hablamos con su director Jokin Tellería…
-Hola Jokin, ¿qué capacidad tiene, en la actualidad, la música electrónica para transformar la sociedad?
Este tipo de música, a mi entender, tienes unas cualidades revolucionarias. Por ejemplo, la electrónica encaja en cualquier situación, debido a su amplitud y versatilidad, y eso le hace ser un instrumento perfecto para transformar sociedades y comunidades. Pero los valores que tiene intrínsecos es lo que realmente me seduce de la electrónica. Creo que es un universo artístico sin límites, un lugar donde nadie te va a señalar o juzgar, un lugar donde puedes ser tú mismo si tener miedo a nada.
Esta apertura y esta ausencia de encasillamiento es lo mismo que me gustaría a mi en la sociedad, que tiene mucho por avanzar en este sentido.
-¿Sigue siendo algo revolucionario tras haber sido absorbida por buena parte de la industria musical más mainstream y, por ende, capitalista?
Yo creo que pasa con todo, con el cine, el pop, el rock,… en casi todas las disciplinas artísticas hay industrias más visibles para las masas, y por ende, más planas y fáciles de consumir. En la electrónica pasa igual, pero creo que hay un tesoro ahí, algo que todo el mundo le gustaría. ¿Qué es? Una música que siempre está en la vanguardia, pero además se nutre del pasado y presente. Una música que sirve para relajarte, para aprender de cosas nuevas, para bailar, para…
A mí me gusta ver todo desde el lado optimista y constructivo. Cuando tienes un instrumento que transciende de todas las limitaciones que tiene una sociedad, me parece que tiene una capacidad de impactar muy grande.
-¿Aún existe el underground o de aquello tan romántico, idealista y libre solo queda la etiqueta?
Creo que todo el mundo es consciente de qué música escucha, de la calidad de la misma, incluso si es para las masas o no. Mucha gente escucha lo más conocido o lo que suena en las grandes emisoras porque es lo que le apetece de verdad. Estamos en un entorno con muchos impactos que nos influyen, y eso nos hace ser como somos también.
Pero por supuesto que hay audiencia que quiere calidad, una experiencia con buen sonido, en un lugar especial. No lo llamaría underground, porque quizá ya pasó la época de poner esas etiquetas. Me resulta difícil denominar a algo mainstream o underground, ya que el tema es más complejo.
Yo estoy seguro de que la gente que escucha los top 10 de los 40, también estaría muy a gusto en un Dantz Point, por poner un ejemplo. Y no estoy diciendo que Dantz organice eventos para ese target, pero sé que se sentirían muy bien, felices.
-¿Hacia dónde transita, en tiempo y espacio, la música electrónica?
La música electrónica siempre está en tránsito, pero no se dirige únicamente hacia una dirección. El propio movimiento hace que sea tan interesante, tan viva, tan imprevisible. Eso es lo que le hace realmente especial. En cuanto al tiempo, queda claro que es atemporal, no necesita reinventarse porque sí, puede nutrirse del pasado sin ningún complejo. Y en el espacio, puede estar en los bordes, o en el centro, pero siempre aportando algo allá donde esté.
-En 2023 Dantz convertirá Donosti durante unos días en la capital nacional de la música electrónica, ¿hay mejor maridaje que unos buenos pinchos y un fresquísimo chacolí con los ritmos de Jeff Mills o John Talabot, entre otros artistas tops?
La verdad es que te lo imaginas muy bien, me encanta que te hagas una idea así del festival. Me flipa la idea de unir la gastronomía con la electrónica. No se me ocurren mejores planes, por lo que estás más que invitado, Donostia todo el año es Capital de la Gastronomía.
-Con Dan-tz Point en este 2023 literalmente os salís del mapa, al menos del habitual. ¿Hacer crecer la marca Dantz fuera de nuestras fronteras es un placer para vosotros y, sobre todo, una obligación?
Por supuesto que es un placer cruzar nuevas fronteras, sin lugar a dudas, y es interesante que plantees si es una obligación o no. Para que un proyecto cultural prospere, debe crecer geográficamente. Esto es por conceptos como el tamaño de mercado, diversificación, crecimiento paulatino,… Pero es verdad que nuestra visión es la de una marca global, y creo que es más por vocación y visión, que por una obligación.
-Una de las cosas que hace a Dantz tan especial es como sinergia la música electrónica con el patrimonio cultural de esos espacios tan increíbles donde se desarrolla… ¿algún sitio en el que soñáis dantzar en próximas ediciones?
Si, nos encanta “revisitar” nuestro entorno patrimonial con la música. Es una forma de redescubrir lo que tenemos alrededor. Es una pieza más del puzzle que queremos construir.
La pregunta sería: ¿dónde no queremos estar con Dantz? (Risas) Ahora en serio: hay muchos lugares que son un sueño para nosotros, si ir más lejos, este 15 de julio estaremos en Chillida Leku, museo del gran escultor Eduardo Chillida.
-¿Qué porcentaje de público de fuera de Euskadi esperáis recibir este año en el festival?
Este año, más que nunca, queremos captar más que nunca al público nacional e internacional. Pero sin quitar ni un ápice de importancia al público local, que es muy importante para nosotros. Apostamos por un público muy diverso, no solo en cuanto a origen geográfico, si no también en cuanto a su perfil, edad, estilo musical,…
-¿Hasta qué punto recibir ayudas públicas puede llegar a condicionar el concepto y diseño de una programación de Dantz?
Depende como se gestione esto y hasta qué punto se quiera tener el control del proyecto. En nuestro caso, las ayudas públicas nos influyen 0% en todas nuestras decisiones, esto es algo innegociable para nosotros. Si no, no sería Dantz, sería otra cosa.
-Finalmente Jokin, vender Dantz a un fondo de inversión sería como vender tu alma al diablo, ¿verdad?
(Risas) Me encanta esta pregunta. Este tema da para una entrevista. Si un proyecto cultural se vende al 100% a un fondo de inversión, lo normal es que el proyecto se convierta en algo diferente a lo que en un principio iba a ser, eso seguro. Y por ello, el alma del mismo se vendería, efectivamente.
Más información: www.dantz.eu – info@dantz.eu