Mind Groove, el aka ambient y experimental del afamado y prestigioso DJ y productor cántabro Pablo Bolívar, no cesa y ahora nos ofrece un nuevo álbum, compuesto por diez temas, en los que, en esta ocasión, se deja acompañar por la guitarra de su amigo García Smith, con el que ya ha colaborado en anteriores entregas, caso de aquel ‘The Last Dreamer’ (feat. García Smith) que formó parte de su celebrado disco del 2017, ‘The Sailor and the Mountain’.
Desde una base de electrónica ambiental -con querencia al deep, al downtempo, al pop y al post-rock- Mind Groove nos propone un paseo orgánico por una escapada mental que relaja, evade y nos ayudan a aproximarnos a esa quietud emotiva que tanto necesitamos y echamos de menos en el intenso fragor mundano. Como en anteriores entregas el contenido de este ‘Interludes’ consigue trascender lo musical para, a través de su disfrute, elevar ante nosotros imágenes, olores, sensaciones, etc. Es evidente que Mind Groove cada vez tiene más hacia un naturalismo sonoro -siempre atemporal- que tiene cada vez más de pop, de estructuras rítmicas reconocibles y despojadas de artificios y de letras -que parecen no existir- pero que nos susurran que hay otras realidades a gozar y que, para acceder a ellas, a veces solo basta con cerrar los ojos y abrir bien los oídos del alma.
En temas como ‘Before: Prologue’ la guitarra de García Smith adquiere un tono entre sinfónico y hasta progresivo (entre el ‘París, Texas’ de Ry Cooder y Syd Barred) en cambio en ‘Octubre’ todo se vuelve más pop, hasta tibiamente folk, sobre una base percusiva polvorienta y borrosa; como en la escapista y abisal ‘Stolen Shadows’ que parece enseñarnos el camino para saltar hacia dentro y no volver jamás. ‘Summer Fields’ es como una brisa downtempista, suavemente arpegiada, que nos acaricia la cara con un son optimista y cálido. La cósmica ‘Joyride’ se aproxima a un post-rock -al igual que la, casi, motorik ‘Air’– sintetizado con connotaciones western y hasta pinkfloidianas. ‘A new day’ es el tema más ambiental del disco, desde una guitarra que se sigue mostrando aneja al soft-post-rock electrónico, todo parece emerger desde una bruma sintética -al igual que emerge en ‘Under’– que, poco a poco, se va disipando, para dar paso a un punteo agudo y repetitivo. ‘Fireflies’ baja un escalón más y se entrega a unas profundidades acuosas tan bellas y delicadas como misteriosas. ‘Over: Epilogue’ nos enseña el camino de salida, la vía de luz que nos llevará de nuevo a una realidad desde la que, quizá, no desearemos volver.
Aquí, y ahora, Mind Groove -a través del que se descomprime y solaza Pablo Bolívar– es un proyecto musical necesario -por avanzado, libre y valiente- y en permanente y celebrable evolución. (Fernando Fuentes_NOV 2018).
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