PSHYCOTIC BEATS: “La música es mi válvula de escape, pero también me aniquilo cada vez que me pongo a hacer un disco”.

PSHYCOTIC BEATS: “La música es mi válvula de escape, pero también me aniquilo cada vez que me pongo a hacer un disco”. PSHYCOTIC BEATS FOTO 2

Acaba de publicar ‘Festering’ (Log Lady Records, 2022) que está entre los mejores álbumes nacionales de este 2022 que se nos va para Órbita Magazine. Os presentamos, abierto en canal, a un Pshycotic Beats en absoluto estado de gracia sonoro, capaz de crear canciones maravillosas que crecen exponencialmente en cada nueva escucha. 

Texto: Fernando Fuentes

Fotos: Alfredo Arias

-Hola Andrés, parafraseando aquello del “DJ que anoche me salvo la vida”, ¿podemos afirmar, con toda la crudeza del mundo y sin vaselina, que sin la música tu llevarías algún tiempo criando malvas?

 No lo sé, puede que sí. La música es mi válvula de escape, pero también me aniquilo a mí mismo cada vez que me pongo a hacer un disco y lanzarlo. Hacer el disco es complicado emocionalmente para mí, pero el lanzamiento y la promo me quita las ganas de vivir, así que estoy pensando que para la continuidad de Pshycotic Beats voy a tener que aprender a hacer las cosas de una manera más saludable o el proyecto no continuará. Hasta ahora mi música y mi carrera era lo más importante para mí, y hoy en día ya no lo es.

-Para un artista como tú hacer música es una necesidad vital, casi como respirar, comer o defecar… ¿es algo tan complicado de entender?

 No sé si es complicado de entender, lo que percibo es que la gente me mira como un bicho raro, como si tener una integridad artística impoluta, entender la música como una disciplina artística a la que se le debe un máximo respeto y producir un trabajo acorde con ello, es una cosa que brilla por su ausencia. Hemos mejorado mucho en este país nuestro, la calidad y el compromiso con la música ha dado un salto cualitativo importante, pero durante más de dos décadas ha habido mucho “artista” que tenía un grupo y sacaba un disco como quien tiene un grupo de compañeros de curro con los que juega un partidillo de “afterwork”. Y la escena se ha profesionalizado, se ha empezado a tomar las cosas más en serio, pero el underground ya no existe, ni hay escena local ni voluntad de la industria por darle cancha, y eso es un gran drama.

-¿Cómo consigues que letras tan fastidiosamente oscuras adquieran destellos tan felizmente cegadores?

Bueno es que el destello viene en la parte musical, las melodías y todo eso, el destello y el brillo está en los arreglos, aunque cada vez veo menos destellos en ‘Festering’. Ha sido un disco demasiado doloroso de hacer.

-En este ‘Festering’ hablas con aquel niño rubio y guapo que fuiste y le explicas lo jodido, injusto y sórdido que es todo ahora… pero ¿no haya nada bueno que decirle a aquel querubín explosivo?

Pues le diría, ánimo crack, vas a asombrar a propios y extraños, vas a arrasar y el universo te va a dar herramientas necesarias para vengarte cósmicamente de todo lo que te ha hecho daño en la vida.

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-Con este álbum has renacido artística y vitalmente, y en el más amplio sentido de la palabra, ¿podemos calificarlo de milagro? ¿Qué fue lo que, en aquel instante perdido en 2022, te hizo decidirte por la vida?

Fue el 25 de junio de 2020. Y no puedo hablar de ello. He hablado demasiado de mi historia personal, soy un libro abierto y digo siempre lo que siento, pero luego me acabo arrepintiendo o me veo muy sobreexpuesto. Pero sí ha sido un milagro, la pandemia me hizo reaccionar, fue esa oleada de muerte y destrucción, ver esas imágenes aéreas viendo como se incineraban cadáveres a mansalva en Nueva York lo que quizá me hizo cruzar al otro lado y pensar que la vida merece la pena. Es decir, ver que había mucha más gente en situaciones infinitamente peores que la mía, sentí vergüenza de mí mismo y decidí que ya estaba bien de lamerme las heridas y me dije: “A luchar”.

-Lo de crear música, completamente ajeno a modas y modos, suele tener un alto precio, ¿cuál, y a cuánto asciende, es el que tú estás pagando?

El precio es incalculable. Es muy alto. Yo soy una figura incomoda, llevo 12 años en esto y voy por libre, no me caso con nadie, digo lo que quiero, tengo un discurso muy bien armado y la lengua rapada al cero. Para más inri he tenido cierto éxito fuera, y todo eso no se perdona. Te hablo de la industria y los medios, hay un 50 % que me ha apoyado fielmente a lo largo de todos estos años, pero el resto me ha tratado mal, me ha rechazado con emails hirientes e innecesarios, ni le han dado al play, me consta que ha sido así. No les importa ni la calidad de la música ni la meritocracia, sólo apoyar a sus “elegidos”, y apoyar el disco de Samantha Hudson mientras me hacen un calvo e ignoran el mío. El público siempre reacciona entusiásticamente a mi música, son los intermediarios entre músico y público los que convierten este mundillo en algo que me da ganas de vomitar.

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Creo que ‘Festering’ es tu mejor álbum hasta el momento, ¿estás de acuerdo? ¿Lo será para siempre?

No estoy de acuerdo. Odio esos artistas que sólo sueltan topicazos en las entrevistas y dicen que “el último disco siempre es el mejor”, o que “el mejor está por venir”. ‘Festering’ es superior técnicamente, y tiene cierta cohesión, que es un termino que a los críticos musicales les obsesiona pero que no vale para nada. Creo que el valor artístico está en la pureza de la propuesta y creo que nunca he sido más libre que en ‘Dormihcum’. El inicio de ese disco me parece único en el mundo de la música, sobre todo viniendo de ‘Rexer Flash’ que era un disco de instrumentales súper insípido en su propuesta. Yo es que no busco la perfección, busco la excelencia, hacer algo grande, y eso es mucho más inalcanzable y complejo que la perfección, que me parece un coñazo y un muermo en la música.

-También, en el que mejor cantas… ¿cómo has mejorado tan exponencialmente en ello?

En eso sí estoy de acuerdo. He mejorado currando, eso es lo que yo soy, un adicto al trabajo, no tengo una voz especialmente buena ni soy muy talentoso, de hecho, es esa visión tan negativa que tengo de mí lo que me hace esforzarme al máximo. He estudiado dos años con un profesor de canto lírico, y me preparé intensamente durante 6 meses antes de grabar las canciones, y el disco lo he grabado íntegramente con sus coros 6 veces, hasta que conseguí una buena interpretación, cantar las canciones en una toma, y demostrar que el abuso de la tecnología en este campo no es más que un reflejo de la vagancia reinante de la que más de uno debería avergonzarse.

– ¿Hasta qué punto tu voz se ha ido convertido en el instrumento más importante, original y diferenciador en el sonido de Pshycotic Beats?

Yo es que no tengo ni puta idea de música, no sé solfeo y no se me da bien tocar nada, no tengo unas manos ágiles. Yo hago música con el cerebro y la voz es mi único instrumento, cada vez tendrá más peso.

 -Y ese Óscar a la mejor BSO, ¿para cuándo?

Ennio Morricone ganó el primero a los 70 años o más, así que me da tiempo.

 -Finalmente Andrés, yo estoy seguro de que, además de que ya mucha gente lo hace, llegará el día en el que toda la industria musical de este puto país reconozca tu genialidad… ¿qué te vas a poner ese día para celebrarlo yendo a comprar el pan – arreglao, pero informal- por tu barrio?

 Bueno, yo salgo poco de casa, y no voy ni a por el pan (risas) y soy menos optimista que tú, yo siento que nunca va a llegar ese día, soy realista. Y es que sinceramente no veo mi genialidad por ningún lado, saco adelante mucho trabajo yo sólo y la música se me da bien pero cuando alguien me sale con estos palabros tan rimbombantes como “genio” he de decir que me hace sentir mal, el efecto que tienen esos halagos sobre mí es que tengo una presión horrible a la hora de enfrentarme a cada nuevo trabajo, me da la sensación de que haga lo que haga siempre voy a decepcionar. A lo mejor hay gente que se cree esas cosas, pero yo tengo que ser frío y no creerme nada de eso porque de veras que el efecto que tiene sobre mí no puede ser bueno. Humildad = a buena música. Si no puedes acabar haciendo el ridículo como esos raperos que van dando alas a discursos de odio…

 

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